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Refugiarse en las montañas con Frank Sinatra y John Lennon

EL RITMO DE LA SEMANA

Edificio Dakota y Central Park. Nueva York, 2016.

«“Imagine”: un mensaje de unidad, armonía y justicia social, que bien merecería el Nobel de la Paz en el mundo de las canciones»

 

Sobre el nacimiento de Frank Sinatra y la muerte de John Lennon, efemérides cercanas en el calendario, aunque con sesenta años de diferencia, escribe Sara Morales en su columna de los lunes, El ritmo de la semana.

 

Una sección y foto de SARA MORALES.

 

Acercándonos peligrosamente ya a la demencial locura de la Navidad, con todos sus movimientos de caja y mesa acechando, nos salimos del entuerto esta semana, aprovechando que aún estamos a tiempo, para recordar a dos grandes y cobijarnos en las alturas.
En estos días que los premios Nobel cumplen 124 años desde su primera entrega y celebramos los 77 (¡qué joven!) de la Declaración de los Derechos Humanos, toca acordarse de Frank Sinatra porque, si por aquí siguiera, estaría soplando ciento diez velas, el tío. Con lo que le costó nacer, según cuentan los mil escritos que hay sobre él. Al parecer, pesó casi seis kilos y, en el parto, los médicos debieron utilizar fórceps para obligarle a salir al mundo, lo que le provocó cicatrices en la cara y daños de por vida en el oído izquierdo. A su “my way” desde el primer instante.

Desbancó a la mismísima Liza Minnelli cantándole a Nueva York y le regaló una banda sonora eterna a la ciudad que, precisamente un 8 de diciembre, hace ya 45 años, vio morir a otro inmortal: John Lennon. Cinco disparos a manos de un trastornado desbocado acabaron con su vida a pocos metros del edificio Dakota; ese imponente complejo renacentista que hoy todavía sobrecoge y a cuyos pies, en lado oeste de Central Park, encontramos el mosaico circular en homenaje al Beatle y a su alegato vital: “Imagine”. Un mensaje de unidad, armonía y justicia social que continúa dando vueltas al globo y a las generaciones, y que bien merecería el Nobel de la Paz en el mundo de las canciones.

Como ese otro tema suyo, “Meat city”, que dice: «He estado en la montaña para verlo por mí mismo / Ha sido la montaña, ha sido él / Solo tienes que darme un poco de rock and roll». Apropiadísima para esta semana en la que, además de todo esto, también se celebra su día Día Mundial, el de la montaña. Extraordinario accidente natural al que Sinatra también le cantó en “Moonlight in Vermont”: «Olas heladas, pistas de esquí; luz de nieve en Vermont. Cables telegráficos cantan por la carretera y recorren cada curva del camino. Las personas que aquí se encuentran, quedan hipnotizadas por la belleza de la montaña».
Preciosas estampas (y canciones) para estos días de camino al invierno.

Anterior entrega de “El ritmo de la semana”: Hora y media con Antonio Flores.