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Granada recompone la figura del creador

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«Se cumplen diez años de su fallecimiento y se celebra una jornada de homenaje que es, en realidad, una romería laica para recomponer a la persona y al personaje»

 

En la jornada de homenaje a Jesús Arias celebrada recientemente en Granada, se reunieron Antonio Arias, Soleá Morente, el periodista y cantaor Juan Pinilla, el filósofo José Luis Moreno Pestaña y varias personalidades más para rendir tributo al músico que unió flamenco, costumbrismo, poesía, rock y punk. Allí estuvo Carmen K. Salmerón para contárnoslo.

 

Texto: CARMEN K. SALEMRÓN.
Fotos: JUAN JESÚS GARCÍA.

 

Hay días en los que Granada amanece con un pulso distinto, como si la ciudad se permitiera el lujo de recordar en voz baja. Esta vez, esa corriente subterránea apunta a Jesús Arias, francotirador de la palabra, músico, poeta, periodista y uno de los intelectuales más singulares. Se cumplen diez años de su fallecimiento, y la filóloga Isabel Daza, conocedora profunda de su obra, organiza en la Facultad de Humanidades una jornada que es, en realidad, una romería laica para recomponer a la persona y al personaje.

 

Juan Pinilla: comienzo eléctrico
A las 9:30 abre la sesión el periodista, escritor, traductor y cantaor largo, Juan Pinilla, que inaugura la mañana con una afirmación que no busca gustar, sino sacudir: «El talento no existe, es un invento pequeño-burgués».

Pinilla, umbraliano confeso al igual que Arias, evoca el Espárrago Rock donde se presentó Omega. Habla de aquel concierto de Lou Reed en Granada y del momento en que lo llevaron a ver al lutier que había reparado la guitarra de Lorca. Reed, sorprendido, comprendió que aquí las genealogías artísticas no son anécdotas: son raíces.

Pinilla traza la primera línea del día: Jesús como intelectual orgánico, atento a lo que sucede en la calle, creador insaciable y habitante natural de los márgenes fértiles.

 

Las escrituras del yo: diarios y excavaciones
En el bloque dedicado a Las escrituras del yo se despliegan los materiales íntimos del artista: Omega, “Mater lux”, “Los cielos cabizbajos” y esa célebre excursión al Barranco de Víznar con Joe Strummer para buscar a Lorca. Palas en mano y una mezcla de alcohol, humor, irreverencia y devoción lorquiana, que bien podría definirlos como padrinos de la Memoria Histórica. Un episodio real que finalizó al llegar la noche, y con ella otra realidad.

Pinilla insiste: «La creatividad artística no pertenece a la logia mercantilista. No existe el don, existe el trabajo».
Arias encarnaba esa sentencia. Nunca sometió su obra al mercado. Se permitía incluso coleccionar versiones —hasta ocho— de cómo se habían conocido Morente y Leonard Cohen, como si con ello se acercara un poco más al núcleo del misterio creativo.

 

José Luis Moreno Pestaña: música, clase y conflicto
El filósofo José Luis Moreno Pestaña interviene para recordar el contexto social y musical de la época. En aquellos años, “heavy” era prácticamente sinónimo de “paleto”. Tanto el punk como el rock duro funcionaban como marcadores de clase.

En ese paisaje polarizado —entre la Falange y Herri Batasuna— surge el Manifiesto Guernika de Jesús Arias: demasiado complejo para ser instrumentalizado. Un texto que tendía puentes entre mundos irreconciliables y reivindicaba con claridad la dignidad de los trabajadores. Una visión que coincidía, de hecho, con la de escritores como Muñoz Molina en aquellos años grises.

 

Irene del Carmen Chicharro: el intelectual que construía desde la prensa
La investigadora Irene del Carmen Chicharro, que prepara una tesis doctoral sobre Arias, lo sitúa en la Granada de los ochenta: intelectualmente efervescente, socialmente golpeada por un 20% de paro. Jesús participaba en el movimiento vecinal de La Chana, donde vivía, y construía cultura desde los tres periódicos donde trabajó.

Empezó a escribir en 1984, con apenas 21 años, de la mano de Juan Jesús García en el Diario de Granada. Desde entonces, cultivó una triple identidad: periodista, poeta y músico. Nunca concibió separar esos territorios.

 

«Lou Reed, sorprendido, comprendió que aquí las genealogías artísticas no son anécdotas: son raíces»

 

Ginés Torres Salinas: el artesano del lenguaje
El profesor Ginés Torres Salinas, especialista en sus letras, recita algunos de los versos que mejor condensan la poética de Arias:
«Soñadores que sueñan sin voz»
«Conmigo crece el caos»
«Nunca existió un amor que no cruzara una frontera»
«Tres segundos durante días que no acaban nunca»
«Esta noche hay un incendio, tú estás fuera yo estoy dentro».

Versos que dan cuenta de una sensibilidad capaz de enlazar acontecimientos distantes: desde los hermanos Quero, maquis granadinos, hasta Pinochet, Lorca o Miguel Ángel Blanco. Una mirada global antes de que lo global se pusiera de moda.

Todos los viernes, a las cuatro, acudía a la Asamblea Insumisa de Humanidades junto a García Montero. Militancia de proximidad, sin estridencias.

 

Lorca y el punk: Richard Dudanski y los puentes invisibles
Isabel Daza enlaza entonces con uno de los capítulos más sorprendentes: la influencia de Lorca en la escena punk británica. Richard Dudanski, testigo directo de la época, lo resume sin rodeos: «El punk es Do it yourself».

Dudanski recuerda su encuentro y posterior amor en Londres con una de las hermanas Romero, Esperanza, y la llegada, a través de ellas de las cintas de Paco Ibáñez, Paco de Lucía y la obra de Lorca al circuito del protopunk inglés.

Joe Strummer, íntimo amigo de Dudanski y compañero de bandas, se enamoró de Paloma, la hermana de Esperanza. Ambas parejas rendidas a la ciudad nazarí, acabaron residiendo allí. Cuando Joe y Paloma lo dejaron, ella se mudó a Estados Unidos, y él siguió en el Albayzín.

En ese tejido de afinidades inevitablemente aparece Jesús Arias.

 

Soleá Morente: la luz que continúa
A las 16:30h interviene Soleá Morente, que habla de la alegría consciente de crear y del día en que Jesús llegó a la casa familiar con “Poema para los muertos”, origen de Omega. Trazó un triángulo esencial: Lorca – Morente – Arias, vértices de un mismo impulso creador.

Habló de “Mater lux”, de la maternidad como metáfora, de la inspiración como camino hacia la luz. Y dejó una frase que quedará en los anales: «Sin Jesús Arias no existiría Omega».

 

«Isabel Daza enlaza entonces con uno de los capítulos más sorprendentes: la influencia de Lorca en la escena punk británica»

 

Fernando Navarro: Granada como ciudad mitológica
El escritor y guionista Fernando Navarro cerró las ponencias con una reflexión sobre Granada como ciudad mitológica, una urbe que cada cual reinterpreta según su necesidad emocional. Recordó cómo Lorca ya esbozaba un realismo mágico avant-la-lettre en textos como “La ciudad de los gitanos”. Y añadió una idea tan sutil como certera: a veces una mentira ofrece el marco perfecto para encerrar una verdad.

 

Clausura: música en estado de gratitud
La jornada concluyó con Antonio Arias, que ofreció un breve concierto con versiones de su hermano. Se sumaron Soleá Morente y Eduardo Espín, hijo de Carmen Linares y Miguel Espín. Fue una clausura a la altura del día: emocionante y en un agradecimiento compartido.

Un día que, sin exagerar, queda marcado.

 

Lo que regresa: “Mater lux”
El viernes 28, en el Centro Federico García Lorca, volverá a representarse la cantata “Mater lux”, junto con Los Cielos Cabizbajos. Participarán Antonio Arias, Marta “La Niña”, Juan Pinilla, Juan Codorniú, J.J. Machuca, Tymon Dogg (The Clash, Los Mescaleros), Celeste Arias y el Coro de Cámara de Granada.

Una oportunidad única para revisitar la obra desde la ciudad que la vio nacer.