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Alfredo González, un manual de resistencia y fe en el oficio

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«Quién sabe por qué la crítica musical de este país no ha aupado con más merecimiento su carrera, en la que ha colaborado con músicos como Quique González, Nacho Vegas o Ismael Serrano»

 

Desde que en 2012 comenzara con la publicación de sus primeras canciones, el músico asturiano no ha parado: discos, un libro, multitud de conciertos a sus espaldas… Ahora llega con una propuesta nueva, de producción cuidada, en la que menos es más. Manolo Tarancón charla con él.

 

Texto: MANOLO TARANCÓN.
Fotos: BEATRIZ PEDREIRA.

 

«En junio se cumplirán veinte años desde la primera vez que me subí a un escenario. Fue en el Café Habana de Mieres y, aunque ocho años después gané un Premio AMAS a Mejor Teclista, aquel día me colgué una guitarra española, porque era lo que tocaban Silvio y Aute, y “El flaco de Turón” quería ser como ellos. El concierto fue horrible y el pronóstico reservado, pero aún no se sabe muy bien por qué, a aquel le siguieron cientos. Gané premios, crucé el océano dos veces e incluso tuve la indiscreción de publicar un libro. Nunca esperé haber llegado hasta aquí y por eso quiero celebrar tan magna efeméride por todo lo alto, con amigos de toda la vida y con nuevas incorporaciones, con un trío de cuerda y un piano de cola. Con el mismo corazón en la garganta que aquella desastrosa primera vez (¿alguna no lo es?). La cita será a escasos metros de aquel Café Habana donde tanto quise, en el Auditorio de la Casa de la Cultura de Mieres. La emoción es lo único que está asegurado».

Así presentaba Alfredo González un concierto tan especial el sábado 12 de junio de 2021, en Mieres, rodeado de artistas y amigos entre los que se encontraban nombres del nivel de Andrés Suárez o su inseparable Fabián, entre muchos otros, en el que solo los tiempos pospandémicos privaron de un aforo lleno a rebosar por las medidas de seguridad. Esos amigos músicos no dudaron en cruzar el país, a pesar de las restricciones, para acompañar a Alfredo; lo que demuestra lo mucho que se le quiere dentro del sector. Quién sabe por qué la crítica musical de este país no ha aupado con más merecimiento el recorrido de los seis discos que nos ha regalado entre 2004 y 2019, donde han colaborado con músicos como Quique González, Nacho Vegas o Ismael Serrano. Lo que él sí tiene claro es que no se rinde. No por cabezonería. La respuesta se encuentra en ese gen artístico al que no puede ni quiere renunciar, por mucho que pasen los años y los baches. Reinventarse, siempre dentro de la honestidad sin escapar a su ADN (las letras bien cuidadas y esa voz perceptible ya desde la primera sílaba para quienes le siguen de cerca), es su manera de seguir en un oficio tan complejo como muchas veces desagradecido.

Sólo (con tilde) es su nuevo proyecto, sobre el que según nos cuenta el propio Alfredo «es un proceso de más de un año hasta que se lleva al estudio de grabación donde resaltan los tonos altos, los falsetes en mi voz, las programaciones y una producción más minimalista, a cargo de Yuri Mykhaylychenko, ucraniano afincado más de treinta años en Barcelona. Él lo ha hecho todo en el disco salvo el piano y la voz, en un contraste en el que aportaba su toque moderno, mientras que yo soy analógico y viejo».

 

Alfredo González: «Me da miedo tocar, volver a las salas, ver cómo va la venta de entradas… Me siento demasiado viejo para ser joven, aunque me gusta la idea de empezar de cero»

 

El 25 de noviembre es la fecha en la que el disco verá la luz y podremos completar las siete canciones de esta nueva propuesta, de las que ya ha presentado un total de seis en las plataformas digitales y les ha dado forma hasta ahora en tres conciertos. «Como las canciones no requieren de muchos instrumentos, he pensado en dos formatos para defenderlas. Yo solo con el piano y la voz, y un segundo formato junto a Silvia Quesada, y puede que algún músico más, aunque siempre respetando el carácter sobrio y el espíritu de la propuesta. Veo estos conciertos como una especie de obra de teatro con un guion premeditado». No son gratuitas las bajas pretensiones porque reconoce a las claras que «me da miedo tocar, volver a las salas, ver cómo va la venta de entradas… Me siento demasiado viejo para ser joven, aunque me gusta la idea de empezar de cero».

Sobre la temática asegura que «no son canciones narrativas, es un disco Frankenstein, un puzle o un puerto USB sentimental como cuento en “El polígrafo”» —tema que abre su elepé grabado y producido por Paco Loco en 2015, titulado La paciencia del faquir—. Los temas de Sólo (con tilde) suenan intimistas, austeros, cantados de tú a tú, en los que adquiere mucha importancia la literatura, la experiencia auditiva y la conexión autor/oyente. Uno de sus temas, “Qué es eso que se va”, es un poema musicado de su admirado Ángel González. No es la primera vez que le rinde homenaje. Un claro ejemplo de sus palabras definiendo su nuevo proyecto, con una canción en la que la voz aparece por delante, su piano se hace presente, pero, a su vez, la experimentación con los efectos y las programaciones aparecen y desaparecen jugando con el ritmo.

“Foles” representa con claridad el recurso de lanzarse a los tonos agudos y los falsetes, y “Cuerpo de cerilla” es una joya melódica que desgarra en su escucha y comprensión («Se fue nuestro momento, duró lo que pudo / te quise como aquello que nunca ocurrió») y representa en algunos versos parte de su pasado. En “Canción fatal” demuestra cómo la voz puede cargar con el peso de casi todo y marcar la melodía, con un discreto piano que le acompaña como única pista auxiliar en un texto tan demoledor como sincero donde la experiencia minimalista, la textura y las atmósferas son exquisitas. Como él mismo dice, Sólo «es un proyecto con más intensidad, pero con menos tiempo en la duración de las canciones».

Sobre lo que espera como respuesta a esta nueva etapa, asegura que «hay que tener ambición, pero no ser ambicioso. Sin esperanzas, pero con convencimiento. Además de los siete temas de este primer disco, tenemos cuatro más y la idea es publicarlos en el futuro en forma de epé». Antes de la salida del disco, tocará el 30 de noviembre en El Burlesque de Oviedo y el 11 de diciembre en Madrid en Libertad 8. 
Sólo (con tilde) es un proyecto cristalino y pensado hasta el último detalle y, ante todo, honesto. Y de honestidad Alfredo González sabe un rato.