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Double infinity, de Big Thief

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DISCOS

«Un disco que suena como una evolución en su trayectoria y, también, como un nuevo rumbo»

 

Big Thief
Double infinity
4AD/POPSTOCK!, 2025

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Cabe preguntarse qué parte de responsabilidad ha tenido la marcha del bajista Max Oleartchik por desavenencias con el resto del grupo en el nuevo álbum de Big Thief, un disco que suena como una evolución en su trayectoria y, también, como un nuevo rumbo.

Lo primero que se debe recordar es que hasta ahora se han mostrado casi infalibles: Double infinity es el sexto de Big Thief en nueve años. A esto hay que sumarle los álbumes en solitario de la vocalista Adrianne Lenker (cinco en el mismo período), los tres del guitarrista Buck Meek y el álbum Dance of love del artista folk Tucker Zimmerman, del año pasado, en el que la banda colaboró implicándose a fondo. La pregunta lógica es si la calidad no se ve afectada por tanta productividad. La respuesta corta: no. Y eso que su anterior entrega, Dragon new warm mountain I believe in you, era un disco doble en el que reconocieron que se habían vaciado.

En esta ocasión, probablemente buscando nueva inspiración y para desmarcarse en parte de lo hecho en el pasado, fueron improvisando en el estudio largos temas que luego redujeron a una extensión más convencional. Un sonido así no surge por casualidad, hay que trabajarlo a fondo. Eso se nota en la virtuosidad de la interpretación, como en las vibrantes líneas de bajo de “Words”. Pero también es cierto que el sonido y la textura se imponen en bocetos conceptuales como “Happy with you” o “Double infinity”, que prescinden u olvidan una estructura musical sólida.

Consiguen, eso sí, que la banda suene más compleja, más detallada, llena de electrónica sutil, guitarras ochenteras y una producción que deleita el oído. En todo momento se percibe una familiaridad y una calidad relajante. La voz de Lenker conserva una intensidad apenas contenida, hermosa, melancólica, esperanzadora, incluso cuando lidia con franqueza con su miedo a envejecer, solo para finalmente aceptar la vida y todo lo que conlleva («¿Cómo puede algo vivo ser algo más que real?», asegura en “Incomprehensible”). Double infinity no puede superar a su antecesor, pero tampoco lo pretende. Marcar distancias ya significa avanzar.

Anterior crítica de disco: Lux, de Rosalía.