
«Los conciertos en los teatros ofrecen unas condiciones técnicas, acústicas y visuales que propician una dimensión diferente de los repertorios»
Sendoa Bilbao charla con Juan Manuel Ferriz, coordinador del Teatro Alhambra que, con su nueva programación, ha vuelto a convertirse en epicentro cultural de Granada. Una apuesta que mezcla la vanguardia europea y la raíz flamenca, desafiando la comodidad de las plataformas audiovisuales.
Texto: SENDOA BILBAO.
Fotos: TEATRO ALHAMBRA.
Juan Manuel, has defendido la «supremacía del espectáculo en vivo». ¿Cuál fue ese momento fundacional en tu bagaje que te forjó este credo inquebrantable? Y, más allá de la pasión, ¿cuál fue el reto o la visión específica que te hizo elegir la trinchera de este teatro, el Alhambra, para convertirlo en el faro cultural y representante de Granada?
El espectáculo en vivo nos coloca en la dimensión de lo irrepetible. Como público nos convierte en parte de la propuesta artística. Cada función, cada concierto, implica un intercambio de energías entre artistas y espectadores que lo singulariza. Qué placer leer un buen libro, escuchar un buen disco, ver una buena serie o película, pero qué grande es reconocerse en los que como tú han decidido ese mismo día a esa misma hora disfrutar de una misma liturgia artística. Creo que la vida elige por nosotros muchas más veces de las que nos permite elegir. Me siento elegido para proporcionar toda mi energía y mi background a este espacio escénico público, cuyo éxito desde hace décadas se consigue al margen de lo adocenado, del mainstream.
Como miembro del staff y ahora coordinador del Teatro, tú has sido testigo de la evolución de la escena andaluza. Cuando miras el extenso bagaje de tu gestión, ¿cuál es el nombre de la compañía cuyo crecimiento sientes como un triunfo personal en la curaduría del teatro?
Como espacio escénico perteneciente a nuestra administración autonómica nos enorgullece tanto estar al servicio del talento —muchas veces en bruto de las nuevas compañías andaluzas—, como acompañar las carreras de las más veteranas. Varios Premios Nacionales y Premios Max han debutado en nuestro teatro. No voy a dar un nombre como me pides, permíteme contestarte con el adagio brechtiano: los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.
Vuestro 80% de ocupación demuestra que el público confía en tu criterio. ¿Cuál es el riesgo artístico que debe tener una propuesta para que la programes? ¿Cómo balanceas la necesidad de vender entradas con la obligación moral de programar aquello que es incómodo y necesario?
Al mérito de ese altísimo índice de ocupación no es ajena la idiosincrasia de la ciudad de Granada. Su efervescente creatividad, el entorno universitario, su conciencia de capitalidad cultural permite una programación escénica basada exclusivamente en criterios de excelencia. No se trata de ser moderno a toda costa ni de ofrecer “el último grito”, lo que perseguimos es permeabilizar para nuestros espectadores los nuevos lenguajes escénicos (teatrales, dancísticos y musicales). Y los espectadores de forma mayoritaria, afortunadamente, están secundando nuestras propuestas.
Juan Manuel, frente a la comodidad envolvente de las plataformas y la proliferación de la multipantalla o lo sintético de la IA, el Teatro Alhambra impone la atención plena como condición. ¿Cómo reivindicas que el teatro y la música en directo no son una alternativa más, sino el contendiente perpetuo e irremplazable?
Se habla de la falta de concentración y de atención que están provocando en nuestra especie las nuevas tecnologías. Soy padre y también vivo preocupado por este fenómeno. Sin embargo, después de varias décadas asistiendo a espectáculos para niños y jóvenes en nuestras sesiones matinales, veo que cuando se produce la conexión entre el artista y el joven espectador la emoción es la de siempre. La misma que yo sentí de niño. Sigamos pues programando espectáculos de calidad y ofertándolos de forma asequible a los espectadores de todas las edades. Inculquemos con dichos espectáculos valores que la tecnología, por otro lado llena de cosas positivas, pueda estar poniendo en peligro.
Juan Manuel Ferriz, coordinador del teatro Alhambra
«Nos enorgullece tanto estar al servicio del talento —de las nuevas compañías andaluzas—, como acompañar las carreras de las más veteranas»
Programar el maratón de El día del Watusi (4.5h) es un statement. ¿Es esta una forma de reivindicar que la «supremacía del espectáculo en vivo» pasa por obligar al espectador a recuperar el ritmo lento, la paciencia y la concentración?
Sí. Y a todo el que he podido, además, después de disfrutar el espectáculo, le he recomendado comprar el novelón de Casavella (unas novecientas páginas) para seguir gozando. La Barcelona, y la España, del postfranquismo y la Transición, primero; La de los pelotazos y los yuppies, seguidamente y, por último, la del gran bajón y su reguero de adictos… En solo cinco horas… ¡Un alarde de concisión! Una maravilla de espectáculo. Es un básico del modelo de programación que defendemos que los espectáculos no estén mediatizados por la obligación de una duración estándar. El creador manda: ¿treinta minutos, treinta horas? Todo puede valer en este excitante mundo de las Artes Escénicas.
Vuestra programación es un desafío frontal al centralismo. ¿Es este eclecticismo salvaje (Needcompany, flamenco electrónico, La Zaranda) una declaración de soberanía? ¿Estáis demostrando que se puede generar un discurso artístico de primer orden mundial, dándole la espalda a la aparente hegemonía cultural de Madrid?
De eso se trata y creo que enlaza plenamente con el concepto de país que nos dimos después de 1975. El ciudadano tiene derecho a disfrutar (en el caso del espectador) y a desarrollar su carrera artística (en el caso del creador) en su ámbito geográfico cercano. Nuestro teatro, propiedad de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, hace todo lo que está en su mano para cumplir con ese objetivo autoimpuesto.
Contar con figuras como Marina Otero (Kill me) y Nao Albet y Marcel Borràs es un éxito de scouting. ¿Cuán difícil es la gestión para asegurar el booking de estos headliners antes de que se vuelvan inalcanzables?
Déjame que añada nombres como los de Candela Capitán, Alberto Cortés, Laila Tafur, María Coma, Aitana Sar, Andrea Jiménez, Los Bárbaros… Todos son nombres que por primera vez pisan, esta temporada, nuestro escenario. Llegan a él después de un trabajo de búsqueda y criba, el propio de cualquier programador. Su talento garantiza un presente y un futuro espectacular ¡Ojalá nunca se nos conviertan en inalcanzables!
El ciclo introduce fusiones complejas: Amadora (Tulsa con María Velasco), Quentin Gas y Los Zíngaros. ¿Es el Alhambra la «caja negra» idónea para que el músico se convierta en personaje y el concierto en narrativa?
Es una muy bonita manera de expresar que, efectivamente, los conciertos en los teatros suelen ofrecer unas condiciones técnicas, acústicas y visuales que propician una dimensión diferente de los repertorios. En este sentido, en el Alhambra, recuerdo narraciones extraordinarias de personajes inimitables como Jhon Parish, Mick Harvey, Stuart A. Staples, Magnolia Electric Co. Howe Gelb con Isobel Campbell, Vic Chesnutt, Robert Fripp, Fred Frith, Toumani Diabaté y la Symmetric Orchestra o Laurie Anderson por nombrar solo algunos llegados desde fuera de nuestro país.
El Silencio del Teatro: Con Maria Comas o Cristalino, apostáis por la intimidad. ¿Qué ofrece el Teatro Alhambra a este tipo de música que una sala de conciertos o un festival no pueden dar?
Todo aquello que ya está implícito en tu pregunta y contestado en la anterior y, además, normalizar que los músicos y la música (una de las artes escénicas clásicas, junto al teatro y la danza) ocupe los teatros públicos con el mismo nivel de dignidad que las otras disciplinas artísticas.

«La efervescente creatividad de Granada, su entorno universitario y su conciencia de capitalidad cultural permite una programación escénica basada exclusivamente en criterios de excelencia»
Programar treinta y una compañías andaluzas, con fuerte presencia granadina, es una inversión. ¿El Alhambra quiere ser el trampolín profesional que permita al talento local girar luego por el resto del Estado con el sello de vuestra calidad?
Ojalá ese marchamo exista para los programadores de otras zonas del Estado. La nómina de compañías granadinas girando por el resto del Estado y, en algún caso, por todo el mundo es importante: Vaivén Circo, La Maquiné, Histrión Teatro, Etcétera, Claroscuro, La Rous, LaviEBel, La Sal, Vagalume, Mago Migue… Entre otros muchos nombres individuales y colectivos. Más bien, nuestra tarea consiste en confrontar nuestras creaciones con las que llegan desde otras autonomías y desde fuera de nuestras fronteras. Así la programación del Teatro Alhambra se ha convertido en un estupendo termómetro para medir el buen estado de nuestro tejido creativo.
El cambio de horario a las 20:00h y el mantenimiento de precios accesibles (Día del Espectador). ¿Es la accesibilidad la última pieza del puzle para consolidar al Alhambra como un verdadero “servicio público” cultural para la ciudad?
El adelanto de horarios en el inicio de los espectáculos se está produciendo paulatinamente en todo el país. Ya había sido demandado por nuestros incondicionales. Favorece la economía en el céntrico barrio del Realejo donde nos ubicamos y, además, ayuda a conciliar trabajo y familia de nuestra plantilla. Todo son ventajas. Claro, la economía no puede ser impedimento para disfrutar de la cultura. No sería posible mantener de forma tan asequible una oferta de calidad como la nuestra fuera del ámbito de lo público.
De toda la temporada 25/26, ¿cuál es ese espectáculo “tapado”, esa joya arriesgada en la que habéis puesto toda vuestra fe? ¿Cuál es el título que, artísticamente, crees que será el más recordado en diez años?
El teatro sirve a una sociedad gozosamente diversa, me resulta imposible hablar de un solo espectáculo entre una programación igualmente diversa. En el ámbito de una revista musical como EFE EME no quiero dejar de aconsejar a vuestros lectores a los canadienses L’Orchestre d’Hommes – Orchestres y su estupenda Performs Tom Waits, hay mucho teatro en este concierto. Y para vuestros lectores procedentes del ámbito más teatral aconsejo no perderse Amadora. De María Velasco/ Miren Iza y Teatro Kamikaze: hay mucho concierto en esta obra de teatro.
Juan Manuel, mirando al futuro (más allá de 2026), ¿qué gran obra o concierto sería un sueño hecho realidad? ¿qué tipo de cultura radical, qué nuevo canon escénico o musical, reivindicará el Teatro Alhambra para seguir siendo un faro que desafíe la inteligencia y las referencias del espectador más sofisticado de hoy?
¿Deseos para el futuro? Granada está viviendo una ilusionante candidatura a capital cultural. Ojalá que si esta se materializa sean las Artes Escénicas parte nuclear de su oferta artística. El Teatro Alhambra cuenta con un equipo de gestión y técnico de primer nivel que puede convertirse en una excelente herramienta para coadyuvar a ello.

